sábado, 11 de enero de 2014

Visionarios o Megalómanos: bicis al cielo

Esta es mi reflexión sobre la propuesta de ciclovías sobre las vías de tren en Londres.



Resumen


Este proyecto parece esconder un afán de notoriedad política por parte del Alcalde de Londres y un afán de prestigio de diferentes estudios de arquitectura, no hace de las calles de Londres un lugar mejor para transitar en bicicleta, no responde a una estrategia integral que tenga en cuenta la última milla, pone en entredicho la integridad física y estética del valioso patrimonio ferroviario de Londres, plantea un recorrido que ya es ofertado por un sistema eficiente como es el ferrocarril, y va acompañada de un peaje que es un contrasentido para un medio de transporte apenas sin externalidades negativas como es la bicicleta.

El contexto social, económico y político de la ciudad de Londres:

Londres es una ciudad que durante los últimos años ha conseguido consolidarse y mejorar aún más su posición como ciudad líder en el mundo desde el punto de vista de la generación de riqueza, como centro de gran actividad cultural, como atracción turística y como lugar integrador de gente de diferentes razas y orígenes. En efecto, en los últimos años ha visto como se han regenerado distintas zonas entorno al río Támesis, con la contrucción del London Eye o el O2 Arena, o más recientemente la celebración de los JJOO de 2012.

El alcalde de Londres, Boris Johnson, es conocido por su discurso decidido en apoyo de la bicicleta. De hecho, como buen orador y comunicador que es, es común su aparición en los medios desplazándose por las calles de Londres en bicicleta. Por otro lado, también parece ser un alcalde en búsqueda continua de grandes proyectos de obra civil que dejen una marca en la ciudad para la historia. En este sentido podemos hablar de su decidido apoyo a la línea de alta velocidad que uniría Londres con el Norte de Inglaterra (High Speed 2, HS2) o a su idea de cerrar el aeropuerto de Heathrow (70 millones de pasajeros año) para abrir uno completamente nuevo en pleno estuario del Támesis, al más puro estilo megalómano asiático.

El proyecto de ciclovías aéreas sobre Londres parece uno más en una agenda de un alcalde que más que responder a una estrategia de futuro parece ir improvisando ideas megalómanas generadoras de oposición social y que reflejan un gran afán de notoriedad política.


El contexto en materia ciclista

En relación a la movilidad ciclista, los últimos años se podrían resumir mediante tres hitos principales: el establecimiento de un sistema de bicis de alquiler (conocido popularmente como las boris-bikes), la implantación de una serie de itinerarios ciclistas radiales que conectan la periferia con la City (London Superhighways, LSS), y el aumento espectacular en el número de personas que utilizan la bici como medio de transporte.

Empiezan a salir a la luz datos sobre la falta de popularidad del sistema de alquiler de bicis (Barclays ha anunciado el abandono de su patrocinio), las LSS se crearon con un diseño que pone en entredicho la seguridad del ciclista (ya que entre otras cosas, comparten espacio con los buses y no restan espacio al coche), y hay datos que indican que el crecimiento del número de ciclistas en las calles de Londres se encuentra estancado debido al shock producido por varios muertos ocurridos todos ellos en el mes de noviembre de 2013.

Las demandas de los ciclistas en Londres

En Londres, como en gran número de ciudades del mundo, celebran un día al mes la critical mass, para reclamar, de forma espontánea y cívica un mayor reconocimiento de la bici por parte de las autoridades. Las bicis en Londres reclaman desde hace años poder disfrutar de sus calles de forma más digna y segura a como lo hacen en la actualidad.

Es curioso pero apenas unos días antes del anuncio de estas ciclovías aéras, el propio Ayuntamiento anunció una red mallada de itinerarios a lo largo de la zona 1 de la ciudad. Se trata de una solución avalada por las propias asociaciones ciclistas por su aparente buen planteamiento, pero queda en entredicho si su prioridad se verá relegada al nuevo proyecto de ciclovías aéreas.

Por otra parte, la London Cycling Campaign centraliza gran parte de las demandas de los ciclistas de la ciudad para servir de voz única ante las autoridades, a través de una serie de campañas permanentes, como Space for Cycling, Safer Lorries Safer Cycling, Go Dutch, ...

Otra iniciativa interesante es la que consiste en el desarrollo de un mapa oficial de rutas ciclistas al modo de mapa de metro: se trata de la London Cycle Map Campaign.

En definitiva, atendiendo a las demandas de los ciclistas de Londres, parece que estas ciclovías aéreas no aportan soluciones sobre el terreno para atajar los problemas de seguridad en diferentes rotondas tristemente conocidas por su siniestralidad (Bow Roundabout), no solucionan el grave problema que consiste en compartir espacio con camiones de gran tonelaje que requieren realizar peligrosos giros a la izquierda, y en general, no hace de las calles de Londres un mejor espacio para ir en bicicleta.

Los principios de diseño de un itinerario ciclista

Si pasamos esta propuesta de ciclovias aéreas por el test de los principios de diseño de un itinerario ciclista publicados en este mismo blog, podríamos observar tras un primer análisis que:
- hay un conjunto de principios que al tratarse de una infraestructura específica a otro nivel, quedan sin efecto para el análisis: la prevalencia, las velocidades crecientes y las velocidades similares
- hay otra serie de principios que por el mismo motivo (infraestructura dedicada) se cumplen automáticamente: la fluidez (excepto en los accesos, según se diseñen éstos), itinerario de ida y vuelta, la seguridad, la continuidad, la visibilidad, la homogeneización, la estandarización, el cumplimiento de la normativa, y los relacionados con la señalización.
- sin embargo parece que las ciclovías aéreas son un paradigma del principio de evitación, en el sentido de que parece que con su construcción se exime a las autoridades locales de su responsabilidad de garantizar que las calles sean un lugar seguro para el ciclista.

Por lo tanto, una actuación tan costosa como son las ciclovías aéreas no es una propuesta que en sí misma suponga una solución a los problemas e inseguridad que se enfrentan los ciclistas en las calles de Londres a diario. Solo se podría entrar a valorar su idoneidad cuando medidas de similar presupuesto y calado se tomaran al nivel de la calle en primer lugar. Esta medida responde a una aparente estrategia de evitar resolver el principal problema de nuestras calles que es el predominio del coche.

El ferrocarril en Londres

Inglaterra es el país que vio nacer la revolución industrial en el s. XVIII gracias a la capacidad desarrollada en aquel entonces de poder generar energía eléctrica en cualquier lugar gracias a la máquina de vapor. Fue la máquina de vapor la que propició el desarrollo del ferrocarril rápidamente. Ante el gran aumento de la población y el caos de las calles de Londres por aquel entonces, el Parlamento de Inglaterra estableció una ley que prohibía construir estaciones de ferrocarril en el centro de la ciudad, configurándose así el actual sistema de estaciones terminales de la ciudad. Desde mi punto de vista esta ley fue fruto de una visión de futuro sin precedentes, y la antesala de la implantación de las primeras líneas de metro.

El patrimonio ferroviario de Londres es de un incalculable valor, y plagado de grandes estaciones con diversos estilos arquitectónicos, viaductos y todo tipo de activos relacionados con el ferrocarril.

La implantación de un sistema de ciclovías sobre las vías de Londres pondría suponer una amenaza a la integridad del patrimonio ferroviario de Londres y, en su caso, a la posibilidad de su modernización o adaptación a nuevas necesidades relacionadas con el ferrocarril.

La periferia y la última milla

Dada la configuración del ferrocarril en Londres descrita anteriormente, un sistema de ciclovías sobre las vías en Londres sería un sistema que facilitaría la llegada de bicis desde la periferia del Gran Londres hasta la periferia del Centro de Londres. Es decir, daría una solución de movilidad que ya existe desde hace 200 años y que se llama ferrocarril, de hecho, plantea el mismo trazado. La diferencia, es que el complemento al ferrocarril en el Centro de Londres para recorrer la última milla es el metro o el bus, mientras que no se plantea ninguna solución igualmente valiente y llamativa para recorrer la última milla en el centro de Londres con la bicicleta.

La comparación con la High Line de Nueva York

El proyecto (ya hecho realidad) de la High Line de Nueva York consiste en la recuperación de determinadas infraestructuras elevadas de ferrocarril en desuso para su uso lúdico por parte de peatones. No se trata de realizar ninguna infraestructura nueva, por lo que el coste de su recuperación es razonablemente bajo. En este sentido, podríamos comparar Las High Lines de Nueva York con las Vías Verdes de España, ya que se trata de dar un nuevo uso a infraestructuras ya existentes.

No es adecuada la comparación de las High Lines de Nueva York con el proyecto de vías ciclistas aéreas de Londres, ya que estas últimas consisten en una nueva infraestructura superpuesta a la ya existente.

Los peajes

La idea de cobrar un peaje por el uso de las ciclovias aéreas va en contra de cualquier política que promueva y potencie el transporte ecológico, eficiente y sostenible. Aparte de ser un posible factor que evite su uso por parte de numerosos usuarios, supone una infravaloración de los beneficios de la bicicleta tanto para el individuo como para la ciudad en general. Los peajes deben derivarse hacia los medios de transporte que causen mayores externalidades negativas a la ciudad, nunca a peatones y bicicletas.